Los estudios han documentado que horarios y rutinas influyen en el desarrollo emocional, cognitivo y social de niños. Ponerles a nuestros niños y niñas horarios constantes y predecibles los ayuda a sentirse más seguros y cómodos. Además los ayuda a comprender las expectativas de su ambiente y reducen la frecuencia de problemas de comportamiento, como los berrinches y actos de agresión. Es necesario que los horarios tengan diferentes actividades equilibradas y planificadas (momentos tranquilos o activos, bajo techo o al aire libre).
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