En la vida de cada persona, es de suma importancia saber poner limites, primero a uno mismo y luego a los demás. Las personas que saben hacerlo serán más equilibradas psicológicamente, tendrán una vida más ordenada y tranquila y una mejor relación con los otros.
- El primer paso es mostrar seguridad y firmeza. Lo que digo y mi expresión facial deben decir lo mismo.
- Recordar que ser firmes no implica dejar de ser cariñosos. Mi tono de voz indicará cariño, mientras mi expresión indicará firmeza.
- Dar las indicaciones claras. Frecuentemente decimos “pórtate bien”, “no hagas eso” , “quiero verte bien limpio”, etc., todas esas indicaciones son inespecíficas. En lugar de eso: “coge mi mano para cruzar la pista”, “lávate la cara, los dientes y las manos”. Esto nos dará mejores resultados.
- En algunos casos, darles a escoger entre diversas opciones, como por ejemplo elegir qué ropa quieren ponerse, qué fruta quieren comer. Les enseñará que si es posible que puedan elegir, rediciendo las resistencias.
- Reforzar las conductas positivas, así nos parezcan pequeñas.
- Sancionar la conducta y no al niño. En vez de decirle “eres un desordenado” le decimos “es hora de que arregles tu cuarto” evitar ETIQUETARLO.
- Evite sobreprotegerlo, ya que es una forma de decirle “eres un incompetente”. La lástima promueve la debilidad, mientras que la comprensión promueve fortaleza.
- Evite los NO. Los niños obedecen más cuando les decimos qué es lo que tienen que hacer en un tono amigable, en vez de decirles que es lo “no” tienen que hacer.
- Evite decir “quiero que…” Por ejemplo, en vez de decir “quiero que apagues el televisor en este momento” mejor es decir: “es hora de apagar la televisión e irse a dormir”.
- Controle sus emociones. Recuerde la disciplina es enseñar a los niños cómo comportarse y no podemos enseñarles un buen comportamiento si es que estamos alterados.
- Recordemos siempre que nuestros hijos son grandes observadores y aprenden por imitación, y son los padres y la familia sus principales referentes: sea un ejemplo a seguir.
"Educar a un niño es como sostener en la mano un jabón. Si
aprietas mucho sale disparado, si lo sujetas con indecisión se te escurre entre
los dedos, una presión suave pero firme lo mantiene seguro"
Fuente: Magister Gina Graham
Adaptado del libro “Discipline without Tears” Rudolf Dreikurs. MD.
Adaptado del libro “Discipline without Tears” Rudolf Dreikurs. MD.
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